Artista autodidacta, ALBEN vive y trabaja en Médoc, cerca de Burdeos (Nueva Aquitania). Al igual que toda una generación, se nutrió desde muy joven de referencias publicitarias, televisivas o cinematográficas pertenecientes a lo que comúnmente se llama la cultura pop. Intrínsecamente ligados a su enfoque artístico, estos símbolos contribuyen a dibujar el fresco de una “mitología contemporánea”.

En su adolescencia, el artista se apasionó por la colección de objetos cotidianos, y en particular por aquellos que han sido abandonados. Una pasión que aún lo sigue y que marca sus semanas de viajes por todo el mundo, durante los cuales visita mercados de pulgas y tiendas de segunda mano. De esta manera ha acumulado cientos de objetos y curiosidades heterogéneas que alimentan tanto sus reflexiones como sus obras. Antes de dedicarse por completo a su práctica artística, ALBEN era experto en ingeniería y estaba especializado en la innovación de materiales compuestos en la aeronáutica y el espacio (resina, fibra de carbono, etc.). Sus investigaciones lo llevaron a participar durante casi quince años en la fabricación de satélites y piezas para el cohete Ariane.

Particularmente sensible al arte, fue marcado por la creciente influencia del Street-Art, del Graffiti y del Pop Art, así como por los trabajos de los grandes nombres del Nuevo Realismo, como Arman y César: referencias que menciona como especialmente inspiradoras y que lo han guiado en su elección de materiales innovadores como la resina o la espuma expansiva. Además, este gran creativo se ejercitó asiduamente en la práctica artística en su tiempo libre. Mezclando diversos medios y soportes, realizó en la década de 1990 lienzos que combinaban técnicas de serigrafía, estarcido y sellos.

Además, su profesionalismo en la manipulación de la resina de inclusión le permite también experimentar con una aplicación más lúdica. Así, unos años antes, ALBEN decidió dedicarse por completo a su arte y dejar su trabajo. Este período de experimentación aumentada terminó de perfeccionar una técnica escultórica singular que combina dos de sus grandes amores: la acumulación de objetos y la resina.

Su proceso consiste, en primer lugar, en buscar una escultura ya existente para realizar un molde. En una entrevista con el equipo de Bordeaux Art Contemporain, confiesa que tuvo la oportunidad de comprar la escultura original de Mao Tse-Tung durante un viaje a China, descubrimiento que le permitió crear brillantes representaciones satíricas del fundador y líder de la República Popular China. Una vez que se realiza el molde, viene la siguiente etapa del proceso: se trata de jugar con la aplicación de la resina y la posición precisa de cada uno de los elementos, para revelar un dibujo completamente único. Cuando la escultura está completamente solidificada, se desmolda y viene la etapa del pulido, esencial para hacerla perfectamente cristalina.

En su exposición en el Bordeaux Art Contemporain, titulada “Time capsule”, el artista menciona que la fractura tangible entre lo antiguo y lo contemporáneo está destinada a hacer referencia al viaje espaciotemporal. ALBEN busca llevarnos en un viaje a través del tiempo y del espacio: una aventura sorprendente y meditativa.

En efecto, el escultor cuestiona nuestras certezas: su propuesta se basa tanto en la combinación de componentes como en el desfase que ésta puede producir. No duda en emplear referencias icónicas, ya sean de la historia del arte (Venus de Milo), de la historia (Mao Zedong) o de la cultura pop infantil (Goldorak) y combinarlas astutamente con artefactos triviales. A pesar de utilizar estéticas y formas dirigidas a figuras renombradas del mundo del arte, el artista indica que no pretende inscribirse en un movimiento artístico distinto.

Un homenaje o una crítica incisiva, la obra de ALBEN se basa en el carácter universal y accesible de estas imágenes para incitar al espectador a un diálogo, en forma de conflicto interno, entre dos entidades bien conocidas pero que a menudo no tienen relación entre sí. Además, el uso de objetos relacionados con el mundo infantil (muñecas Barbie, coches pequeños) refuerza este sentimiento de disensión al recurrir a nuestra nostalgia.

Además, es en la resolución de este conflicto que se expresa la obra y su problemática: una experiencia única que provoca nuestros pensamientos condicionados para reconsiderar nuestras convicciones y ver más claramente tanto nuestra actualidad como nuestra historia vivida. La puesta en escena, en estos expositores diáfanos de los desechos huérfanos de nuestra sociedad, aparece como portadora de significado. A veces crítica, a veces factual, sigue siendo un testimonio iluminado de nuestra época y su evolución.

ALBEN fue descubierto en la exposición de artistas independientes de París en 2006, desde entonces, su trabajo ha despertado un interés que no deja de crecer. Durante los últimos quince años, las obras, al igual que el artista, han viajado a galerías, ferias y exposiciones de arte contemporáneo, exposiciones museísticas y colecciones privadas y públicas… ya han cruzado las puertas de París, Dubái, Hong Kong, Nueva York, Chicago, Zúrich, así como las fronteras de Australia, Italia, México y Japón…